Una comisión contra la desinformación agita el debate en Chile - Botando Corriente # 34
Además: Meta empieza a desescalar sus normas sobre covid. La engañosa pluralidad del algoritmo de TikTok.
Las reglas del juego
Meta empieza a desescalar sus normas sobre el covid💉
Tres años después de que el coronavirus enfrentara a las plataformas a un reto inédito en el control de la desinformación y a atajar teorías conspirativas que pudieran agravar la situación de salud pública, Meta ha empezado a relajar las políticas que, al vaivén de los conceptos médicos, implementó durante aquellos meses.
El 14 de julio, la compañía modificó su política de información errónea para aclarar que sus normas sobre teorías falsas relacionadas con el covid-19 solo aplican a los países en los que sigue vigente un estado de emergencia relacionado con el virus.
La medida plantea una ruptura en el alcance de las normas que rigen el contenido de Facebook e Instagram, que por lo general tienen un carácter global y cuya aplicación dependerá ahora del lugar al que se refieran las publicaciones.
El cambio responde a una opinión consultiva del Consejo asesor de contenidos de la compañía, que en abril pasado le recomendó a Meta revaluar sus políticas relacionadas con la pandemia y contratar una auditoría para estudiar el impacto de sus algoritmos en la amplificación de este tipo de desinformación.
El debate sobre la comisión asesora contra la desinformación en Chile
“Comisión asesora contra la desinformación” fue como el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación de Chile llamó a su iniciativa para conformar un grupo de académicos y miembros de la sociedad civil que apoye temporalmente al gobierno para analizar la desinformación en el país. Es posible que el nombre mismo, y la entidad que la convocaba, fueran las razones por las que el anuncio echó a andar en Chile el fantasma de la censura, pues de inmediato aparecieron alertas sobre una supuesta intención del gobierno para controlar el discurso público.
De acuerdo con el decreto que la crea, la Comisión, que tendrá un énfasis en plataformas digitales, estudiará el impacto de la desinformación en la democracia, las buenas prácticas internacionales y políticas públicas. Esta labor se traducirá en recomendaciones y asesorías al Ministerio para el desarrollo de políticas públicas y para su participación en instancias internacionales sobre esta materia. A su vez, el nuevo organismo deberá elaborar informes con propuestas o conclusiones y servir como órgano de consulta especializado.
La comisión está presidida por la ministra Aisén Etcheverry e integrada, entre otros, por investigadores de la Universidad de Chile, la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, la Universidad Católica, miembros de organizaciones como Datos Protegidos y Multitudes y el medio de verificación de datos Fast Check CL.
Para algunos, es importante implementar medidas contra las desinformación y promover programas de alfabetización que mitiguen los daños de este fenómeno, pero el hecho de que estas iniciativas provengan del gobierno ha levantado sospechas. Según Carlos Jornet, presidente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información de la Sociedad Interamericana de Prensa, es problemático que “sea el Estado quien cree una comisión para determinar desde su óptica lo más conveniente”.
Aunque en el papel las capacidades de la comisión son limitadas, su anuncio ha dado lugar a ideas de un “ministerio de la verdad” con la capacidad de establecer lo que es falso y lo que no. El mismo efecto causó hace poco la discusión del proyecto de ley de las “fake news” en Brasil, que pretende regular a las plataformas digitales y que en algún punto previó un órgano de supervisión que finalmente fue retirado por el alcance que esta narrativa alcanzó a tener.
Sobre esta idea, la ministra Aisén Etcheverry ha advertido que “esta no es una comisión que va a definir qué es y qué no es verdad, no va ha hacer un análisis ni va a emitir opinión respecto de contenidos”. Además, aclaró que el organismo no tiene dentro de sus funciones regular o recibir denuncias de noticias falsas, sino comprender el fenómeno social de la desinformación.
El escepticismo y la tensión política alrededor de la comisión llevó incluso a que en el Senado se presentara un proyecto de acuerdo para denunciar su inconstitucionalidad, bajo la premisa de que incide en asuntos que deben ser tramitados a través de proyectos de ley y no por voluntad del gobierno.
La iniciativa se presenta en un momento crítico para el gobierno chileno, poco después de que la oposición obtuviera las mayorías en el Consejo Constitucional, la nueva institución encargada de redactar una constitución luego de que la propuesta anterior —defendida por el gobierno— fuera rechazada.
Justamente estos procesos, tanto el de aprobación de la primera propuesta como la elección de los nuevos consejeros, estuvieron marcados por narrativas de desinformación que apelaron a sentimientos y valores arraigados en los votantes.
A pesar del eco que ha provocado la noticia, también se ha argumentado que sus objetivos pueden ser insuficientes para atender verdaderamente los retos de este problema en Chile. En un artículo firmado por Vladimir Garay y publicado por la organización Derechos Digitales —cuyo director ejecutivo, Juan Carlos Lara, integra el organismo a título personal— sus facultades se desvían de un análisis más profundo de la desinformación en el que se demuestren concretamente sus efectos perjudiciales en la democracia y las motivaciones que favorecen su producción y amplificación.
Circuito Académico
La pluralidad en el algoritmo de TikTok 🌐
Desde su auge, se ha tenido al sistema de recomendación de TikTok como la principal razón de su éxito. El poder de su algoritmo no solo tiene la capacidad de ofrecer a los usuarios contenidos que les interesan, sino que además la sección principal “Para ti” crea la percepción de dar vida a una comunidad diversa donde cada quien es libre de expresarse de manera libre. Al menos así lo mostraron los resultados de un estudio publicado recientemente en la revista Social Media + Society.
Sin embargo, según Marco Scalvini, autor de la investigación, es posible argumentar que esta impresión responde a un sentimiento de comodidad por parte de los usuarios. El algoritmo de TikTok ofrece videos socialmente deseables que perpetúan una forma digital de conformismo para crear la ilusión de una comunidad más plural.
De acuerdo con esta investigación, la pluralidad de un algoritmo no depende solo de la variedad de contenido, sino de la inclusión de múltiples perspectivas, valores y creencias en las decisiones de los sistemas de recomendación. Aunque puede que no se trate de decisiones conscientes en el diseño de los algoritmos, es importante llamar la atención sobre la capacidad de estos sistemas para moldear el comportamiento de los usuarios e influenciar sus preferencias, por lo cual Scalvini llama la atención sobre las implicaciones éticas de diseñarlos bajo principios responsables como la transparencia, el control por parte de los usuarios y la consideración de factores sociales y diferencias individuales.