La causa de combatir el apagón de datos - Botando Corriente #68
Además: Meta deberá modificar su política de ataques terroristas | ¿Cómo actúan los influenciadores?
Por: Carlos Cortés*
Este texto apareció originalmente en la Red de Expertos en Democracia y Tecnología de Linterna Verde en alianza con La Silla Vacía.
En corto ⚡
Mientras que regulaciones extranjeras han abierto las vías para el acceso a datos, en América Latina el panorama para la sociedad civil se ve cada vez más limitado.
Este año, Meta clausuró Crowdtangle, la principal herramienta para monitorear algunas de sus plataformas. Aunque presentó como reemplazo la Biblioteca de Anuncios, las demoras y trámites necesarios para acceder exponen parte de las complicaciones que enfrentan las organizaciones para investigar en línea.
La semana pasada, se reunieron en Bogotá periodistas, investigadores y activistas para conversar sobre los medios para avanzar la agenda en términos de alianzas, innovación y regulación.
Tomarle el pulso a la conversación pública en línea es armar un rompecabezas de tamaño indefinido y sin imagen de referencia. No sabemos qué vamos a ver ni tenemos todos los instrumentos para verlo. Juntamos figuras de tamaños y formas disímiles, descubrimos respuestas mientras avanzamos a ciegas. Con el paso del tiempo, el reto se vuelve monumental: la entropía de la discusión aumenta, pero tenemos menos fichas para entenderla. Ya no es un rompecabezas sino un laberinto cerrado.
En mayo de este año, varias organizaciones de la sociedad civil le enviaron una carta de protesta a Mark Zuckerberg, presidente de Meta. La empresa sombrilla de Facebook, Instagram y Whatsapp, había decidido cerrar Crowdtangle, la herramienta de análisis para explorar contenido público en sus redes sociales. “Este obstáculo representa un riesgo grave para los esfuerzos de los grupos de derechos civiles, activistas, periodistas y funcionarios electorales para identificar y mitigar la desinformación política, las incitaciones a la violencia y el acoso en línea a comunidades vulnerables”, escribieron.
Meta reemplazó Crowdtangle por la Biblioteca de Contenidos, una herramienta con capacidades mucho más limitadas, mayores restricciones en el uso de datos y pocas funcionalidades de búsqueda. Aún así, todas las organizaciones –incluyendo Linterna Verde– solicitamos acceso. En nuestro caso, pasamos seis meses navegando sin éxito la burocracia de requisitos. Solo hasta que la ‘Corte Suprema’ de Meta –el Oversight Board– regañó a la empresa, el proceso se aceleró y llegaron las autorizaciones.
“Estamos ante una desigualdad que no es nueva, un colonialismo de datos que se reescribe en la historia”, comentó Fernanda Martins, directora de investigación de la organización brasileña InternetLab, en una conversación que tuvimos sobre el tema (vea en CHCH ‘La causa de los datos: plataformas e interés público’).
El acceso a la actividad y contenidos de los usuarios en las redes sociales está cada vez más limitado, transitando a paso firme hacia lo que expertos denominan el “apagón de datos”. Mientras Meta ofrece la API restringida (como se conocen estas interfaces de conexión entre aplicaciones), X tiene una versión gratuita básica y paquetes pagos; TikTok* lanzó un API para investigación de interés público, pero no está disponible en América Latina, y Linkedin prevé accesos a través de solicitudes directas. La excepción es Youtube, que con una API robusta se ha vuelto un oasis en medio del desierto de datos.
Más allá de eso, las API que ofrecen las plataformas están pensadas sobre todo para fines de mercadeo y ventas. Una organización de la sociedad civil puede optar por estas soluciones comerciales, una suscripción a aplicaciones propietarias desde las cuales se pueden extraer datos de las redes sociales. Sin embargo, el costo puede ser prohibitivo para el presupuesto de una ONG o un medio de comunicación: una herramienta de escucha social digital –como Talkwalker o Meltwater– cuesta entre once mil y catorce mil dólares anuales. Y, de cualquier forma, adquirir este servicio no garantiza un acceso pleno a datos de publicaciones, usuarios e interacciones. Enfrentamos una asimetría estructural en el acceso a este conocimiento.
En un esfuerzo por nivelar la cancha, la Ley de Servicios Digitales de la Unión Europea (conocida como DSA), prevé, entre otras, el acceso a los datos de las plataformas con fines de investigación de interés público. El alcance está limitado a que contribuya a “la detección, identificación y comprensión de los riesgos sistémicos en la Unión Europea”. Es necesario ser un centro de investigación aprobado dentro de la jurisdicción europea y seguir un proceso para obtener los datos.
América Latina no está en esa foto. Medios de comunicación, ONG y centros de investigación miramos a la distancia el “efecto Bruselas”, que poco a poco impacta los estándares globales de las redes sociales; combinamos alternativas comerciales y soluciones propias, e intentamos mantener a flote un sector crítico para entender los dilemas de la integridad democrática y el espacio cívico en la región. ¿Cómo avanzar esta agenda?
Abordar esta pregunta fue el propósito de un encuentro que convocó Linterna Verde –con el apoyo de Luminate y la Embajada de Canadá– la semana pasada en Bogotá con un grupo de periodistas, investigadores y activistas de Colombia, Brasil, Argentina y México. Con la idea de estructurar una hoja de ruta, nos enfocamos en tres frentes de este reto: colaboración y alianzas, innovación y tecnología, y regulación y ética.
La causa de los datos implica articular un espacio común entre organizaciones, conectarnos con la exigencia global de transparencia y fomentar el desarrollo de herramientas pensadas para la investigación social (como es el caso de Junkipedia). Para empezar, debemos entender mejor cuál es nuestra demanda de datos, para qué los necesitamos y qué efecto buscamos. El monitoreo del debate digital entraña la tentación constante de fetichizar las métricas, que despojadas de contexto y análisis sirven de poco. En palabras de Víctor Hugo Ábrego de Signa Lab México, con quien también conversé, “mientras más grande sea el número, más grande es lo que no nos dice el número”.
Este esfuerzo debe ser también un lugar para insistir en la aspiración de tener espacios digitales públicos, por más idealista que parezca. Como explica la académica norteamericana Julie Cohen, “las infraestructuras de comunicación basadas en plataformas están inclinando a las sociedades humanas lejos de los equilibrios democráticos, sin duda imperfectos”, hacia formas de interacción social que alientan la enemistad tribal, la desconfianza y el conspiracionismo.
La causa de los datos pasa también por que el debate democrático deje de depender de la voluntad de plataformas privadas. Sin alternativas de naturaleza y vocación pública, seguiremos en manos de las amas de llaves de los centros comerciales.
**Carlos Cortés es director de Linterna Verde y productor de contenido de opinión y análisis.
** Es integrante del consejo asesor en seguridad y confianza de TikTok en América Latina.
Las reglas del juego
Meta deberá modificar su política de ataques terroristas👀
Meta eliminó tres publicaciones relacionadas con un ataque terrorista ocurrido a inicios de año en Moscú, aunque tenían un valor noticioso. Así lo expone una decisión reciente del Consejo asesor de contenidos, un organismo independiente de la compañía que actúa como Corte Suprema en asuntos de moderación.
Los contenidos fueron removidos por mostrar imágenes de víctimas visibles durante el ataque, lo cual está prohibido bajo la política de organizaciones e individuos peligrosos de la compañía. Sin embargo, el Consejo determinó que estas publicaciones tenían como objetivo informar, condenar y concientizar sobre los hechos, lo que les otorgaba un valor de interés público.
Además, aunque las publicaciones mostraban víctimas visibles, el Consejo consideró que no eran fácilmente identificables, lo que hubiera permitido mantenerlas en línea con una advertencia de “contenido perturbador”. Por lo tanto, el Consejo revocó la decisión inicial de Meta y ordenó su restauración.
Para el Consejo, la redacción de la norma actual sobre víctimas visibles es confusa. Por ello, le recomendó a Meta modificarla para permitir imágenes de terceros que muestren víctimas visibles, pero no identificables, siempre que se compartan con fines periodísticos, de condena o sensibilización.
Desde marzo de 2022, las plataformas de Meta están bloqueadas en Rusia, después de que el gobierno ruso las catalogara como una "organización extremista". No obstante, los usuarios en el país aún pueden acceder a estas plataformas mediante el uso de redes privadas virtuales (VPN).
Polo a tierra
¿Cómo actúan los influenciadores? 📱
Un informe publicado recientemente por la Unesco, con el apoyo de investigadores de la Universidad Estatal de Bowling Green, actualizó el panorama de los usos y retos de los creadores de contenido en plataformas digitales.
El estudio, basado en una encuesta realizada en más de ocho idiomas y con la participación de 500 creadores de contenido de 45 países, encontró los siguientes puntos clave:
El 41.6% de los creadores de contenido digital confían principalmente en el número de "me gusta" y vistas para evaluar la credibilidad de una fuente en línea.
En cuanto a la difusión de contenido, el 62% de encuestados reconocieron que no verifican la exactitud de la información antes de compartirla con su audiencia.
La investigación, que también analizó la experiencia de los creadores frente al discurso de odio, encontró que el 32% ha sido blanco de este tipo de ataques. De ellos, la mayoría optó por ignorarlo (31%), mientras que sólo el 20% lo reportó a las plataformas digitales.
Además, el estudio reveló que el 59% de los creadores desconoce o solo ha oído hablar de normativas digitales relacionadas con la libertad de expresión, como el Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Para los investigadores, estos hallazgos destacan la urgente necesidad de brindar apoyo a los creadores de contenido, especialmente en áreas clave como la alfabetización mediática para mejorar sus capacidades para navegar en el entorno digital.